A tí, oh mujer que sueña.
¡Cuánto amor y palabra de sabio
por los corredores de su inocencia!
El orgullo de Teón,
joya del Nilo,
rosa de Alejandría,
Hipatia.
Se alzó su voz de mujer perfecta
y cautivó el corazón de su ciudad querida.
¡Cómo pagó con tributo de muerte
su belleza sin par, su poderoso ingenio!
Bella intimidad profanada.
Han rasgado sus vestidos,
aquellos locos, fanáticos.
Han desollado su piel.
¡Oh blancas conchas que un día
el mar dejara en las puertas de su infancia,
que una vez sus manos acariciaron!
¡Cuánto dolor y barbarie sin duelo!
Yace cuerpo sin vida,
sabiduría rota,
belleza sin alma.
Y se ha anudado el silencio,
tras el recuerdo olvidado,
por los siglos infinitos.
Ayer lloró Alejandría.
Hoy la entraña de la tierra llora. ANA HERRERA BARBA
Este centro de flores,
lo he hecho en un curso patrocinado
por el ayuntamiento de campillos. Me a gustado hacerlo...
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